Crisis e incentivos en las instituciones financierasMarco Celentani y Antonio Cabrales | Universidad Carlos III / FEDEA
A los economistas se nos acusa a menudo de que “sólo” sabemos luchar contra recesiones pasadas. Como acusación nos resulta tan absurda como acusar a los médicos de nos ser capaces de luchar contra epidemias causadas por agentes patógenos que aún no han aparecido. Lo verdaderamente importante, desde nuestro punto de vista, es impedir que un mismo tipo de crisis vuelva a suceder y, en este sentido, la actuación de los economistas parece estar teniendo bastante éxito. En los años treinta, miles de bancos americanos quebraron y muchos depositantes vieron esfumarse sus ahorros. Si bien los bancos americanos eran, en general, pequeños y la quiebra no era un fenómeno tan infrecuente, las consecuencias para el resto de la economía fueron desastrosas. La economía americana llegó a contraerse en términos reales un 12% en un solo año, 1932. Nada de esto ha pasado en el 2008 y es improbable que pase en el 2009 y más allá. En buena medida ello se debe a que hoy en día entendemos mejor algunos tipos de problemas evitando un contagio sistémico que destruyera mucha más riqueza de lo que ha sucedido en estos meses. |
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